Resumir en estos días en que no tenía monitor, me es difícil. El padre de un ex-compañero de colegio falleció el viernes, mientras el Papa aún agonizaba en el Vaticano. Fuerte. A pesar de que uno sabe que cualquiera de nosotros puede morir el día de mañana, uno nunca esta lo suficientemente preparado para aceptarlo. Incomoda demasiado, sobre todo a esas personas que no han sufrido nunca la pérdida de un ser querido. En lo personal, desde pequeño he visto que algunas personas que solían estar junto a mí, ya no vuelven. No deja de ser difícil, pero es más fácil cuando ya sabes hacia donde iremos todos, sin excepción alguna. Yo a mis 26 años (y descontando), me es difícil aceptarlo, evitando pensar en ello. Quizás tú hoy. Tal vez yo mañana. Para qué decir sobre el resto: Padres, hermanos, familia y amigos. Yo sé que muchos piensan en el tema alguna vez, y me atrevo a decir que si supieran que van a morir, tendrían miedo... pero no a la muerte, sino a no haber hecho lo suficiente para dejar este mundo en paz. No me refiero a que dejemos la zorra, nos vayamos de parranda, puteemos al jefe, ni que tengamos orgía con las compañeras de trabajo, etc., sino a completar metas, de las cuales muchas no serán personales, pero que sin embargo, serán tomadas como tal. Por que mucho de lo que hacemos es para los que aún quedan. A los que dejaremos eventualmente. Mientras eso no ocurra, seguiremos siendo impotentes testigos de la muerte de otros. Que seamos fuertes, si nos afecta. Que seamos empáticos, si afecta a alguien que apreciamos.
Como alguien reconocido dijo una vez: "No teman a la muerte. Teman el no haber vivido su vida".
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